Se coloca la primera piedra del parque, impulsado por el Ayuntamiento de Mérida para conmemorar los 200 años de la Independencia de México.
Llegan los primeros animales desde el Parque Zoológico del Centenario, con alrededor de 200 ejemplares entre borregos de berbería y avestruces.
Se enciende por primera vez la iluminación de la Estela Maya, un monumento emblemático del parque.
Animaya obtiene su registro como Unidad de Manejo y Aprovechamiento de la Vida Silvestre (UMA), permitiéndole operar con un enfoque de conservación y bienestar animal.
Se inaugura el Jardín Botánico, un espacio dedicado a la exhibición de orquídeas, bromeliáceas, cactáceas y aráceas, ofreciendo un ambiente natural para los amantes de la flora.
Se abre el Parque Acuático, brindando a las familias una opción adicional de esparcimiento y recreación.
Se inaugura el herpetario, donde se exhiben serpientes, cocodrilos y tortugas, permitiendo a los visitantes conocer más sobre estos reptiles.
Animaya obtiene el reconocimiento de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) como un Centro de Conservación de la Vida Silvestre, reforzando su compromiso con la protección de especies en riesgo.